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La era del cannabis medicinal: un enorme potencial terapéutico dentro de la Unión Europea

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Fran Fernández Campos, Doctor en Farmacia y Director de I+D en Labiana Pharmaceuticals

El cannabis, más popularmente conocido como marihuana, se ha venido usando desde la antigüedad en contextos rituales por su efecto psicoactivo. En nuestros días, su uso es más recreativo, debido a su alto contenido en cannabinoides. De hecho, en la actualidad sigue apareciendo en la Convención Única de Estupefacientes de 196 1 de las Naciones Unidas, ratificada por España en 1966.

Sin embargo, desde entonces, diversos países han sido más permisivos en cuanto a su uso lúdico. Holanda, por ejemplo, en la década de 1970, intentando separar las “drogas duras” de las “drogas blandas”, adjudicó licencias para la venta de cannabis a los conocidos como Coffee Shops. En Uruguay, por su parte, se permite el consumo desde 2012, mientras que en algunos estados de EEUU se permite desde 2014, en Canadá desde 2018 y en Suiza desde 2023. Y los datos de consumo son llamativos ya que, según el European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (EMCDDA), se estima que en Europa más del 27% de los adultos, entre 15 y 64 años, han consumido cannabis alguna vez en su vida, en la gran mayoría por inhalación junto con tabaco. Pero, al margen de este uso más recreativo, cada día existe mayor evidencia científica respecto al potencial medicinal del cannabis, lo que ha llevado a las Naciones Unidas a su reclasificación, eliminándolo del anexo IV del listado de estupefacientes. Además, el número de artículos listados en PubMed sobre cannabinoides crece exponencialmente cada año, especialmente desde el año 2000, contabilizándose más de 34.000 artículos científicos disponibles en esta base de datos sobre estos compuestos y su posible efecto terapéutico.

Cannabinoides y el sistema endocannabinoide

En el cannabis se han descrito más de 500 compuestos químicos diferentes dentro de diversas familias: terpenos, alcaloides, flavonoides, polifenoles y cannabinoides. Los compuestos más estudiados hasta ahora han sido principalmente dos: los populares THC (D9-THC) y CBD.

¿Pero de dónde viene su uso medicinal? El efecto terapéutico de los cannabinoides se debe principalmente a su interacción con los receptores del sistema endocannabinoide (CB1 y CB2), aunque también se ha observado que pueden interaccionar con otro tipo de receptores (como TRPV1, canales de sodio voltaje- dependiente, receptores de la familia PPAR). Precisamente, los receptores endocannabinoides están ligados a la proteína G y poseen una actividad moduladora de la actividad de otros sistemas de receptores, por lo que presentan una gran diversidad de funciones.

Posibilidades terapéuticas

A día de hoy ya existen productos en el mercado a base de cannabinoides, de origen natural o sintético. A parte de varios medicamentos, que ya están disponibles en el mercado, las posibles indicaciones terapéuticas de los cannabinoides son enormes. Entre otras, la EMA ha concedido la designación de medicamento huérfano para el CBD a diversas empresas. Si se consulta la base de datos de ensayos clínicos de la FDA y la EMA, se puede constatar cómo se trabaja en el efecto de los cannabinoides para el tratamiento del Síndrome de Sturge-Weber, trastorno obsesivo-compulsivo, distintas fobias, síndrome bipolar, alcoholismo, dolor menstrual, fibromialgia o esquizofrenia, entre otras. Además, si se consulta la literatura científica, existen más opciones terapéuticas, como, por ejemplo, antiinflamatorio, analgésico (para dolor neuropático, dolor crónico y dolor asociado a cáncer), antioxidante, antipruriginoso, broncodilatador, antiespasmódico, regulador de la actividad espermática, incontinencia y urgencia miccional, tratamiento del Parkinson y Alzheimer, insomnio, estrés, psoriasis, atopia, etc.

Regulación a nivel europeo

Este gran potencial terapéutico ha hecho que las agencias reguladoras del medicamento actúen para facilitar el desarrollo de nuevos productos para el tratamiento de todas estas patologías. Un caso particular es la opción de la clasificación del CBD como un complemento alimenticio. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera este compuesto como un “novel food”, sin embargo, no está permitido incorporarlo en complementos alimenticios, a la espera de la evaluación de su seguridad por parte de este organismo. Desde este punto de vista, existe un aparente “vacío legal” que ha hecho proliferar multitud de tiendas que permiten comprar aceites de CBD y otros productos para administración oral (chicles, caramelos, etc), con diversas concentraciones y sin control por parte de las autoridades sanitarias. A la espera de esta consideración de un uso bien establecido o un uso tradicional, la HMPC ha publicado en 2023 un documento de preguntas y respuestas con la intención de esclarecer los requisitos regulatorios para el registro de medicamentos en base a cannabis. De hecho, la EMA ya tiene un marco legal establecido para el registro de medicamentos a base de plantas medicinales, como la guía de calidad, una guía para la elaboración del Drug Master File (DMF) de plantas y una guía de especificaciones para este tipo de productos. Por tanto, el gran potencial terapéutico del sistema endocannabinoide, a través del compuesto procedente del cannabis o derivados sintéticos, abre un amplio abanico de posibilidades terapéuticas. Las empresas farmacéuticas y los organismos investigadores son conscientes de este enorme potencial y la EMA parece acompañar a estas organizaciones para el beneficio de los pacientes. De este modo, hemos entrado en la era del cannabis medicinal y, quizás, esto sirva para abrir el camino a la despenalización de otras drogas con potencial terapéutico en otros ámbitos.